Presidente de la SNHGE 1989

Nació en la ciudad de México en 1944 y cursó en esta capital la educación primaria, secundaria y preparatoria en la Escuela Moderna Americana. Posteriormente, cursó estudios en la Escuela Nacional de Educadoras, en el Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana y en el Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Se desempeñó como directora del Archivo General del Estado de Nuevo León entre 1980 y 2001. Durante este período se logró elevar a dirección dicha dependencia que antes funcionaba como departamento. Durante su gestión se logró dotar de un nuevo edificio ubicado en las calles de Juan I. Ramón y Zaragoza en el centro de Monterrey, se expidieron el acuerdo y el reglamento interior (1982) que rige el funcionamiento de esta dependencia a la que se dotaron de importantes recursos financieros y humanos. En este período promovió la organización de los acervos de la biblioteca a la que se puso el nombre de “Ricardo Covarrubias”, del Registro Civil Histórico, del Archivo de Concentración. Se crearon además la Mapoteca, el Archivo de la Palabra, la Fototeca, Carteloteca y Videoteca de esta institución. En síntesis, las columnas vertebrales sobre las que funciona hasta la actualidad dicha institución.

Eran los años ochenta y noventa del siglo XX y los archivistas mexicanos tenían como meta cambiar la concepción tradicional de los archivos, mudar la idea de que son bodegas para transformarlos en puntos de referencia del patrimonio histórico de las ciudades. Ello lo tuvo muy claro siempre Leticia Martínez y trabajó muy duro para logarlo. Realizó una importante obra de difusión cultural. Era un momento en que no existían los tres museos de historia que hoy son emblemáticos, para ello hizo del AGENL un punto de referencia en cuanto a la difusión de la historia y del patrimonio histórico.

Quizá lo más conocido de esta política de difusión cultural es la obra editorial en la que se publicaron más de 150 títulos, destacando las series Cuadernos del Archivo que sumaron 65 y la serie Orgullosamente Bárbaros que llegó a 20 títulos. Se organizaron también anualmente semanas de la historia entre 1984 y 1997. Se participó activamente en el primero, segundo y tercer Congreso de Historia Municipal.

Paralelamente Leticia Martínez desempeñó numerosos cargos en organismos intermedios y de la sociedad civil entre los que destacan el de consejera del Instituto de Administración Pública de Nuevo León (1979-1985); vocal de la Comisión Estatal de Monumentos de Nuevo León (1987); consejera del Fondo Editorial Nuevo León (1991) y presidenta de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, A.C. en 1989, siendo la primer mujer en ocupar dicho cargo.

Desempeña también una participación constante en diversas asociaciones vinculadas a la difusión del patrimonio histórico entre las que destacan su membrecía a la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, al Centro de Historia Oral de Nuevo León, a la Academia Mexicana de Archivos Históricos y a la Sociedad de Historiadores Mexicanistas con sede en Madrid.

Leticia hizo del AGENL una fábrica de ideas para la difusión del patrimonio. Un día se lanzó un libro para ilustrar titulado: ¿Qué es el archivo? Y resultó ser el primero en Latinoamérica dirigido a este segmento de lectores. En otra ocasión se lanzó un juego educativo denominado Cíbolo que se integraba en forma lúdica preguntas y respuestas sobre historia y geografía de Nuevo León. La SEP luego lo llevaría a todas las escuelas de la entidad.

Por todo lo realizado en bien del patrimonio documental de Nuevo León ha recibido múltiples reconocimientos entre los que destacan la Mención de Honor del Centro Interamericano de Desarrollo de Archivos de la Organización de Estados Americanos por su labor al frente del Archivo General de Nuevo León; la Medalla al Mérito Histórico Capitán Alonso de León por la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística en 1990; la Mención Nacional al Mérito Archivístico entregada por el Archivo General de la Nación en 1992 y la Presea Nuevo León al Mérito Cívico en 1996, máximo reconocimiento que otorga el Estado de Nuevo León a los ciudadanos distinguidos.

Además de esta tarea administrativa y de difusión se ha dedicado a escribir y es autora de algunas obras de historia regional entre las que destacan la titulada “El general José E. Santos. Actuación revolucionaria y política”, publicada en 1986. “De Médicos y Boticas. Nuevo León entre 1826 y 1905”. Es coautora del “Diccionario Histórico y Biográfico de la Revolución Mexicana Vol. V” publicado por el Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1992; de la obra “Apuntes para la Historia de Lampazos de Naranjo” publicada por la UANL en dos volúmenes y de "Papeles que hablan de la guerra. Nuevo León, (1835-1848). Catálogo de Fuentes Documentales sobre la Guerra México-Estados Unidos” publicado en tres tomos en el 2009.

Cuando leemos sus libros entendemos que buena parte de su concepción de la historia la heredó de sus maestros en la Universidad Iberoamericana donde recuerda con afecto las enseñanzas de Javier Cacho y de Edmundo O’ Gorman. No existe la compulsión por aferrarse a una corriente o corriente teórica especifica, más bien se parte de la “todo es historia” y de que cualquier aspecto del quehacer humano es digno de historiarse.

Amante del café y del cigarro, de los libros que hablan de libertad, de la gente que habla directo y sin posturas estudiadas. Orgullosamente mas Bárbara que Leticia, su primer nombre -que puede usarse como pronombre y adjetivo indistintamente-. Fan de Al Pacino y de las águilas del América- siendo este último uno de sus más caros defectos-. Actualmente, reside junto a su pareja en la ciudad de San Antonio, Texas, dedicándose a actividades privadas y familiares, es madre de tres hijos: Guillermo, Carlos y Leticia. En este trecho de la vida se ha dado tiempo para crecer y disfrutar de los frutos de la vida: sus nietos, su adoración. Dicen que los años añaden sabiduría. Quienes hemos tenido el gusto de compartir su espíritu de trabajo y su amistad, agrademos a Dios la oportunidad de coincidir en tiempo y espacio.