El trabajo desarrollado durante el periodo del
Presidente más joven que ha tenido la SNHGE,
César Morado Macías, quien pese a su juventud
ha conducido con madurez y talento la
Sociedad, lo que aunado a su dinamismo y
entusiasmo, ha redundado en un trabajo productivo

Celso Garza Guajardo

[...] esta organización es también aventura y
compromiso, veta de tradición y espíritu de
tránsito hacia posiciones más críticas en el
ámbito de la política y de la historiografía. Ello le
concede una doble pluralidad, en el ámbito de lo
político: la convivencia entre razones paralelas.
En el historiográfico: la convergencia entre una
visión de la historia como estricta información de
la identidad -en la visión de los fundadores- y
otra historia que busca posibilidades del
conocimiento histórico, enseñanzas del pasado
y proyección al futuro. Entre ambas ideas se
construye el puente del tiempo y de la
tolerancia. En ello también [la] noción de
historidad en tanto comprensión de que
pasado, presente y futuro nos constituyen y
condicionan mutuamente.

César Morado Macías

Presidente de la SNHGE 1994

Cuando nuestro amigo, Arturo Delgado Moya, presidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística (SNHGE), nos invitó a colaborar en la edición conmemorativa de un libro para celebrar los primeros 70 años de fundación de la SNHGE, estuvimos de acuerdo y aceptamos el compromiso, a pesar del poco tiempo y la premura que la responsabilidad entrañaba, para llevar a buen puerto la obra en comento; enseguida, Arturo añadió que del citado texto, las líneas que escribiría tendrían como dedicatoria trazar una semblanza de César Morado Macías y su gestión hace 18 años (en 1994) como comandante en jefe de la decana cofradía de clionautas. A partir de allí, pensamos en voz alta y en silencio, que la exigencia subió de tono, fue mayor: cómo escribir en cuatro o cinco cuartillas una descripción que resuma el perfil y la trayectoria de César, sin caer en los lugares comunes y evitar el discurso encomiástico.

Arturo, para terminar la faena y quizá sabedor del pasmo provocado por su propuesta (en mi fuero interno cuestionaba ¿qué escribir sobre César?), terminó por acorralarme cuando remató: ¿quién mejor que tú?, lo conoces y no de ahora... Mi aturdimiento tenía la explicación siguiente: desde la década de los 80’s del siglo pasado, nos han conferido el honor, nos han honrado de presentar, prologar o relatar la obra e itinerario profesional de colegas y amigos, entre otros: Leticia Martínez Cárdenas, Celso Garza Guajardo, Héctor Jaime Treviño Villarreal, Carlos González Rodríguez, Oscar Flores Torres, Armando Leal Ríos, Benjamín Galindo, Meynardo Vázquez Esquivel, Mario Treviño Villarreal, Héctor S. Maldonado, Hortencia Camacho Cervantes, Octavio Herrera Pérez, Ricardo Covarrubias, Esteban Ovalle, Francisco Sepúlveda García, Eugenio del Hoyo, Isidro Vizcaya Canales, por citar algunos, pero nunca habíamos tenido el privilegio ni la oportunidad de escribir una sola línea, con dedicatoria para César que, aprovecho la ocasión para intentar resumir -lo que considero- como los rasgos más destacados de su gestión como presidente de la SNHGE.

El maestro Delgado Moya tenía razón: con César me une una amistad y camaradería que inició hace 25 años, casi desde que llegó a Monterrey, procedente de Zaragoza, Coahuila, lugar del que se despidió, con dieciocho años cabales, aunque nació en Allende, población del mismo estado vecino, un lunes 8 de septiembre de 1969. Confieso que de cada novecientas noventa y nueve veces que he necesitado de él, ninguna me ha fallado; ignoro lo que sucederá la milésima vez, pero no considero que esta ignorancia suponga el quebranto o crisis de nuestra amistad y compadrazgo.

César, nació y creció casi a orillas del río Bravo a la altura de Piedras Negras, apenas enfrentito de la población texana de Eagle Pass; por lo tanto, es norteño y fronterizo cardinalmente. Conoce la geografía de la región, a la manera Humboldtiana, sabe de sus atajos, senderos y antiguos caminos reales; localiza con precisión meridiana: los aguajes, oasis y los santuarios del oso y el coyote, el gato montés, el jabalí, el venado y del casi desaparecido cíbolo. Es versado en su historia, reflejada en sus libros, su discurso historiográfico está documentado sin piedad y con rigor extremo en archivos locales, nacionales y del exterior; ha contribuido con nuevas tesis que revisan críticamente los contenidos ortodoxos de nuestra historia regional.

El rigorismo de sus reflexiones no está reñido en modo alguno con la inspiración con que escribe y atrapa a su lectorio o a quien lo escucha como disertante, conferencista o ponente: nos hace evocar a los norteños fronterizos que defendieron con su pistola en la mano la soberanía contra texanos, americanos y franceses; pero que hicieron de la guerra perpetua contra lipanes y comanches, una cruzada llena de dramatismo y tragedia, quizá equiparable a pequeña escala al Holocausto, valga la comparación, sólo así puede ser comprensible la forja y carácter de las mujeres y hombres que poblaron y defendieron la frontera.

Morado, en su quehacer histórico, asume críticamente ese pasado, se apropia de éste para establecer un diálogo inteligente con él y en ese proceso no juzga, trata de entender para hacernos comprender; prueba, comprueba una y otra vez como los agnósticos; deconstruye construyendo y, repentinamente -con recatada sobriedad- nos hace cómplices de los resultados relativos de sus pesquisas históricas y acto seguido, nos invita a recorrer trashumantes los confines noresteños a lomo de caballo, masticando la vaina del mezquite, comiendo pinole y carne seca.

La sólida formación académica del ex-presidente de la SNHGE, se ha cimentado en los pilares del humanismo de nuestra Alma Mater la UANL; allí, se licenció en Filosofía (1987-1993), después obtuvo su Maestría en Enseñanza Superior (1994-1997), ambos grados escolares en la Facultad de Filosofía y Letras. Después, obtuvo su doctorado en Ciencias Sociales con especialidad en Historia (2002-2006), inscrito en el Padrón de Excelencia de Conacyt como posgrado competente a nivel internacional en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

Como coordinador del Archivo Histórico del Archivo General del Estado de Nuevo León (AGENL), se ha ocupado de las tareas de organización, preservación, catalogación, automatización y difusión de los documentos históricos generados por el gobierno de Nuevo León desde el siglo XVIII hasta la centuria pasada. Desde 2007 es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt Nivel 1. Catedrático e investigador de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, también ha colaborado como docente en la Universidad Pedagógica Nacional y en el Tec de Monterrey; participó en la realización de los guiones científicos de los Museos: de Historia Mexicana, del Palacio de Gobierno, del Noreste y del Acero. Ponente en congresos internacionales sobre historia y ciencias sociales en México, Estados Unidos, España e Italia, entre otros países. Ha publicado varios artículos sobre historia regional en revistas arbitradas. Escritor de guías y catálogos de Archivos, sobre historia de Nuevo León y su entorno regional desde 1989. En 2010 fue coordinador de la obra Nuevo León a través de sus Municipios que publicó en 4 volúmenes Editorial Milenio. La SNHGE, en 2007 le otorgó la Medalla de Acero al Mérito Histórico Capitán Alonso de León y en 2011, CONARTE y otras instituciones, lo distinguieron con el Séptimo Premio de Investigación Histórica Israel Cavazos Garza 2010, por su obra El Emplazamiento de los cuerpos. Elementos para una interpretación sobre la Batalla de Monterrey (1846) durante la guerra México-Estados Unidos, publicado en 2011.

Cuando César tenía cumplidos 24 años asumió la presidencia de la SNHGE, en circunstancias azarosas: por un lado el deceso lamentable de Fernando González Quintanilla, nunca olvidado y siempre presente en la memoria de quienes fuimos privilegiados con su amistad e inteligencia; obligó, de acuerdo a las normas que regían en ese entonces a la agrupación veterana a que el vicepresidente en turno se hiciera cargo de la conducción del gremio de historiadores y geógrafos. Con el luto a cuestas, ante la pérdida irreparable de Fernando, César tomó el timón de la nave, no importándole el mar encrespado, para procurar dirigirla a tierra firme; es decir, en un contexto histórico y político agitado, copioso en sucesos memorables: el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, al inicio de ese año, le declaró la guerra al “Supremo Gobierno”; parafraseamos a César: simpatizantes del personaje histórico de cabecera del presidente Carlos Salinas de Gortari, se alzaron en armas contra su régimen neoliberal, de inmediato acapararon la atención de la opinión pública nacional e internacional fue la primer guerrilla latinoamericana después del fin de la guerra fría [...] la rebelión más importante del México postrevolucionario,[1] subrayó Morado.

Ni las rebeliones de Rubén Jaramillo (1900-1962), Genaro Vázquez Rojas (1931-1972), Lucio Cabañas (1938-1974), la Liga Comunista 23 de Septiembre, la más importante organización guerrillera de carácter urbano, surgida en México en 1973 y disuelta por la represión del gobierno federal en la década de los 80’s, alcanzó el impacto socio-político que el Ejército Zapatista. En 1994, la república ardía, los asesinatos de Luis Donaldo Colosio (1950-1994), Francisco Ruiz Massieu (1946-1994); las elecciones presidenciales en agosto y para terminar el año tiene lugar el denominado Error de Diciembre que trajo consigo la devaluación del peso frente al dólar. Sin embargo, a pesar de la crisis política y económica que sacudía al país, la Reforma Electoral de ese año, hizo posible la ciudadanización y despartidización del Instituto Federal Electoral.[2]

En una atmósfera sofocante, cargada de pesimismo y de incertidumbre, la SNHGE y su Consejo Directivo no se achicaron y se propusieron como objetivo central la pretensión de ofrecer en las 20 sesiones realizadas ese año un conocimiento histórico nuevo, cuyo basamento descansara en el análisis, el estudio y la reflexión para una mejor comprensión y discernimiento de las circunstancias que en la coyuntura se presentaban, no había lugar a dudas: desde Los Pinos se habían desatado a los demonios por toda la nación.

En el citado propósito era indispensable que la SNHGE, se despojara del tufo de oficialismo con el que sus censores gratuitos suelen identificarla; por cierto, respetable consideración, pero desatinada e insostenible argumentalmente; veamos por qué: en el ámbito de lo ideopolítico, coexisten y cohabitan en la organización diversas razones paralelas en coloquio respetuoso desde 1942 y en su interpretación historiográfica confluyen, por un lado, una forma de inferir la historia como estricta afirmación de la identidad -en la visión de los fundadores- y otra que vislumbra la historia como un proceso de búsqueda permanente de nuevas posibilidades del conocimiento histórico. En 1994 la SNHGE, se sumó a las posturas críticas en defensa de la sociedad civil, antes que buscar agradar el oído del gobernante,[3] fundamentó su presidente. No fue fortuito que en la primera sesión de enero, se examinara como tema central en el Orden del Día, el conflicto indígena armado en Los Altos de Chiapas.

El Consejo Directivo presidido por Morado Macías, estableció como prioritarias tres líneas fundamentales de investigación: grupos indígenas, cultura popular e historia municipal. En el ámbito académico, la SNHGE, el AGENL y el Centro de Información Regional de la UANL, convocaron al Segundo Congreso de Historia Municipal Nuevo León: Pasado y Perspectivas. Fueron organizadas diez mesas de trabajo para el evento donde la historia como disciplina fue sometida al escrutinio y discusión desde diversos enfoques conceptuales y metodológicos, con un temario diverso.

Entre las acciones de largo aliento, emprendidas durante la presidencia de César Morado Macías en 1994, destacan las siguientes: para salvaguardar y preservar su acervo bibliográfico, fue celebrado un Contrato de Comodato con la Universidad de Monterrey, mismo que permitió la custodia, clasificación y automatización del preciado fondo Carlos R. Cantú y Cantú de la SNHGE y que ésta formara parte de la Junta de Gobierno del Museo de Historia Mexicana.[4]

Historia de su vocación por la historia

¿Cómo llegaste a ser historiador, cuál fue tu camino, en qué momento tomaste conciencia de abrazar la profesión?

El interés por la historia despertó cuando ingresé a la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, en 1987. Estudiaba filosofía, pero admiraba la obra de historiadores del Colegio de Historia, encabezados por Mario Cerutti. En 1988 busqué un empleo para pagarme los estudios y la Dirección de Personal del Gobierno del Estado me notificó que había una plaza disponible en el Archivo General del Estado. Desde entonces esa dependencia se convirtió en algo más que un espacio de trabajo: fue un lugar de encuentro con grandes amigos archivistas, historiadores, cronistas; un mundo que desconocía y cuya figura central es Israel Cavazos Garza. El apoyo de Leticia Martínez Cárdenas, Jesús Ávila, Héctor Jaime Treviño, Celso Garza, fueron fundamentales para reorientar mi vocación por la historia y no por la filosofía. En el AGENL, tuvimos la oportunidad de publicar nuestro primer texto de investigación en 1991, sobre Minería e Industria Pesada en Monterrey durante el Porfiriato. Seguimos estudiando una maestría y luego un doctorado, pero la huella del Archivo sigue presente. Siempre imaginamos el mundo como archivo. Todo es archivo: la ciudad, el paisaje urbano, el cuerpo mismo es un archivo. Síntesis de lo bueno y lo malo que hacemos. En el caso de los archivos, reflejo de lo mejor y lo peor de una sociedad. En el AGENL, tenemos el privilegio de conservar parte de la memoria de Nuevo León para las futuras generaciones.

¿Qué balance harías de tu gestión como presidente de la SNHGE, a 18 años de distancia?

Haber logrado organizar el Segundo Congreso de Historia Municipal con más de 40 ponencias de diversas instituciones; en segundo término haber logrado que se rescatara y clasificara la Biblioteca de la SNHGE, por la UDEM, con quien quedó en comodato y tercero haber logrado que el presidente de la SNHGE forme parte por ley de la junta de gobierno del Museo de Historia Mexicana, con lo que se gana influencia en la política estatal en materia de patrimonio cultural.

¿Cuáles crees que serían los retos de la SNHGE, a 70 años de su fundación y de los historiadores en particular?

El rol actual del historiador es muy complejo. No sólo se trata de realizar investigación histórica de alta pertinencia para contribuir en la resolución de problemas sociales... se trata de que esa investigación se traduzca en políticas públicas y ello es muy difícil de lograr. El rol de historiador es fundar la memoria, configurar la memoria, recordar las cosas que el pueblo no debe olvidar.

[1] Ibíd. Chiapas: ¿la utopía desarmada?, pp. 19 y 21.

[2] Pero también en 1994 César, Agapito Tovar Morales, Juan Gregorio García Rodríguez y el que escribe, acudimos por el AGENL, los fines de semana a Saltillo, para diplomarnos en Administración de Documentos y Archivística en la Escuela Normal de Coahuila; además, el mismo cuarteto junto con Eusebio Sáenz Ramírez y otros compañeros, acampamos durante varias semanas en Lampazos, para rescatar y ordenar su valioso Archivo Histórico.

[3] Morado Macías, César... Memoria 94..., op. cit., p. 12.

[4] Véase Ley que crea el Organismo Público Descentralizado denominado Museo de Historia Mexicana en: AGENL. Periódico Oficial de Nuevo León, agosto 1 de 1994, pp. 2-9.