Presidente de la SNHGE 2007-2008

Cuando por internet o telefónicamente converso con Lily, mi hija, residente en la frontera noroeste de los Estados Unidos, la informo de lo sucedido en Monterrey en los días que recién han pasado. Gusta que le hable de todo, de los parientes, de los eventos culturales, de los sucesos violentos, etcétera.

Al comentarle que he visto a mis amigos y que el día anterior desayuné en el Ancira con los maestros Arturo Delgado Moya y María Luisa Santos, su esposa, mi hija me dice: Ah, sí, ¿con la señora elegante?

Para ella, para Lily, ese es el nombre de la dama distinguida, a la que sólo recuerda por eso, por su presencia impecable en el vestir.

Yo también la tengo presente por ese refinamiento, desde luego. Pero más porque con más o menos frecuencia la veo al lado de su esposo en reuniones de carácter cultural.

Ello me ha dado ocasión de aquilatar su calidad intelectual, que la sitúa a la altura de lo que han realizado otras brillantes mujeres a través de la historia de Nuevo León.

¿Pero quién es y qué ha sido la maestra María Luisa? Su curriculum es impresionante, sabemos que procede de la familia Santos, antigua estirpe arraigada en el Real de San Pedro de la Boca de Leones, desde el siglo XVII. Que el 22 de agosto de 1941 nació en Santa Fe de Villaldama, cuna de no pocos personajes destacados. Que inició allí los estudios primarios en una modesta escuela rural. Para concluirlos, con los de secundaria en la cabecera municipal.

Egresada en 1960 de la Normal Miguel F. Martínez, en Monterrey, cursó luego cuatro años en la Normal Superior, para especializarse en Ciencias Sociales y obtener, en el mismo plantel, la maestría en Educación Media, en 1982.

De su enlace con el maestro Arturo Delgado Moya, ha habido el fruto de dos hijos: Arturo y Yuri Vladimir. Luego han llegado los nietos: Stephanie, Arturo y Carolina, Delgado Aguilar y Natalia Lucía Delgado – Garza.

El matrimonio y los dos hijos tuvieron la maravillosa oportunidad de, becados, residir temporalmente, en Inglaterra al final de los 70’s. Él para hacer un posgrado; ella para asistir a cursos de inglés avanzado.

Vueltos a Monterrey, hizo la maestra provechosos diplomados de historia y otras materias.

En cuanto a su labor docente, sólo cuatro años dedicó a la educación primaria. A partir de 1961 los consagró a la secundaria durante un decenio, en planteles de este nivel. Al final, en el “Niños Héroes”, fue directora, en 1987 y 1988, año este último en el cual fue jubilada.

Se adiestró como exponente de temas educativos, geográficos y de historia en diferentes escuelas, en grupos de maestros, centros culturales y clubes de damas. Su participación en instituciones magisteriales, como la Academia de Ciencias Sociales y de Directivos de Escuelas, clubes de periodismo, etcétera, fue constante.

Ingresó a la Asociación de Cronistas “José P. Saldaña”; al ser fundada en 1987, y a la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, tres años más tarde. El Ayuntamiento de su Villaldama natal, la designó cronista de la ciudad, en 1986 y, diez años después, fue nombrada directora honorífica, del Archivo Municipal. Y ¡vaya si ha cumplido con su encargo como cronista!

Inclinada desde temprano hacia los estudios históricos, ha incursionado, con sumo provecho, en fuentes bibliográficas y documentales.

Su producción en este aspecto es abundante. Se ha adentrado, por supuesto, en el pasado villaldamense. Resulta difícil resumir lo que ha escrito sobre el tema. Citaremos algo: Crónica del tercer centenario, (1991); Villaldama hace cien años (1992); Villaldama, breve monografía (1998); Villaldama, información básica (1999); Ciudad de Villaldama LXXV aniversario, 1924-1999; Villaldama, 310 aniversario, 1690-2000; Villaldama de mis recueros. Memoria del Siglo XX; La minería en Villaldama; Villaldama durante el gobierno del Lic. Raúl Rangel Frías (2004); Villaldama durante el gobierno del general Bernardo Reyes (2010); Villaldama y lo mejor de su cocina (2011); etcétera.

Ha cultivado un género importante, la biografía. En este renglón, nos ha brindado muy buenas semblanzas de Oralia Martínez de Reyes, la escritora Irma Sabina Sepúlveda; el padre Nabor Villegas; la artista Queta Garay; la educadora Alicia Lozoya Alvarado; el maestro Timoteo L. Hernández; etcétera.

Es autora también de una Historia de Nuevo León, llevada como texto en la educación secundaria. Todo ello, pasando por alto sus numerosos artículos aparecidos en importantes publicaciones periódicas.

No en balde ha sido objeto de merecidas distinciones: La Medalla Rafael Ramírez, por tres décadas de labor docente; la del Mérito a la Crónica “José P. Saldaña”; la Presea al Mérito Cívico, del gobierno de Nuevo León, en 2003; la Medalla al Mérito Ciudadano, del Ayuntamiento de Villaldama, en 2005; la de Acero al Mérito Histórico << Capitán Alonso de León >>, en ese mismo año; etcétera, etcétera.

Habría mucho que decir en relación a su labor social, proyectada hacia la comunidad, así en Villaldama cuanto en otros lugares. Pero por lo que ha destacado notablemente, a nuestro juicio, en los últimos años, es en su actuación al frente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística (de la que es socia, ya lo dijimos, desde 1990) en su calidad de presidenta durante el bienio 2007–2008.

Sin habérmelo solicitado quise brindarle asesoría, no con otro mérito que mi más de medio siglo de ser miembro de la Sociedad, y el de haberla presidido en alguna ocasión.

En público y en privado no he dejado de pregonar que, en sus dos años de ejercicio, ha sido el suyo uno de los más fecundos en realizaciones. Su actuación ha dado a la Sociedad un encomiable giro hacia lo académico, y a niveles de admirable proyección hacia el mundo local de la cultura.

No tengo la menor duda. El nombre y la obra de la maestra María Luisa, perdurarán.