Presidente de la SNHGE 1982-1983-2002

Monseñor Aureliano Tapia Méndez, sacerdote cuya ordenación aconteció en la Catedral de Monterrey el 26 de marzo de 1955; Licenciado en Ciencias de la Comunicación con acentuación en televisión, título que le fuera otorgado por el Centro de Estudios Universitarios el 25 de septiembre del año 2000; Doctor Honoris Causa en Historia, conferido por el CEU el 25 de agosto de l955; Miembro de Número de la Academia Hispanoamericana de Artes, Ciencias y Letras, correspondiente de la Real Española, admitido en l986; Miembro de Número de la Academia de Estudios Genealógicos e Históricos de México, designado en 1993 con grado de Capellán; miembro de importantísimas sociedades culturales y recipiendario de una decena de las más altas y significativas presas y condecoraciones que pueda un intelectual y hombre de bien recibir, por su trayectoria de tan diáfana contribución a lo más enjundioso y noble que se pueda aportar para la dignidad y trascendencia de entes e instituciones cívicas, republicanas y eclesiásticas, entre las que podríamos destacar “Águila de Tlatelolco”, “Palmas Académicas”, “El numismático del Año”, “Medalla al Mérito Cívico , Diego de Montemayor”, “Presea Estado de Nuevo León al Mérito Cívico”. Estas dos últimas fueron diseñadas originalmente por el numismático por excelencia que fue el propio Padre Tapia.

Es uno de los escritores más prolíficos que se hayan desarrollado en Nuevo León, de cuya obra en general, algunas perdurarán en las bibliotecas del mundo, como la “Autodefensa Espiritual de Sor Juana”, la cual mereciera un elogio en proemio del Nobel Octavio Paz.

Cualesquier religión necesita de sus fieles y adeptos la devoción; si ésta se fundamenta en hechos explorados, descubiertos y divulgados por un historiador y magnificados como deben ser, en símbolos y alegorías, Aureliano Tapia Méndez habría de lograr en La Virgen Chiquita, su más exquisita y trascendental aportación para que un templo católico de Monterrey fuera elevado en 1990 a la categoría de Basílica Menor por el Papa Juan Pablo II., en la cual por méritos obvios fue designado Rector. En esa iglesia, desde el 26 de diciembre de l980 fungía como Párroco y ahí, en las eucaristías por él celebradas ante fervorosos católicos y adherentes respetuosos a sacramentos y rituales por Monseñor Tapia efectuados, su voz fuerte, sus ademanes, su inspiración, todo el poder espiritual que adquiría y transmitía, serán históricamente de especial singularidad y de carácter inolvidable. Un sacerdote auténtico, genuino. Actuaba muy apegado a la palabra que predicaba.

Muy difícil es compendiar a personaje tan extraordinariamente notable en nuestro medio, cuya sencillez, afabilidad, amenidad, bondad y diplomacia le caracterizaron, sin ser óbice para ser un firme defensor de causas a las que El debía lealtad. Como Cronista de la Arquidiócesis de Monterrey, consiguió en varios de sus setenta y seis libros principales, referir pormenorizadamente vidas como la de Don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés, tercer obispo del Nuevo Reino de León; Fray Rafael José Verger y Suau, a quien en dos diferentes ediciones destacó como un obispo constructor y primer urbanista de Monterrey; Fray José María

Jesús Belaunzarán, VI Obispo de Monterrey; José Antonio Plancarte y Labastida, Profeta y Mártir; otros destacados religiosos figuran en el acervo completo de libros y folletos de Don Aureliano, detallados por su biógrafo más completo, el historiador José Cárdenas Cavazos, en la obra titulada “Aureliano Tapia Méndez, 75 años de Vida Cristiana” prologado por el magnífico historiador y ex presidente de la SNHGE, Jorge Pedraza Salinas. Este exhaustivo curriculum vitae de tan laureado personaje, diseñado y publicado en el 2006, es justo mencionar que estuvo bajo el cuidado de quien fuera su fiel colaborador de ediciones, el Licenciado Rubén Flores Tobías, custodio actual de la gran herencia cultural tapiamendista, si nos es permitido así bautizarla.

Es justo enfatizar que su obra cumbre numismática sería la Presea Estado de Nuevo León al Mérito Cívico, la cual en su momento le fuera otorgada a El mismo. Esta distinción tiene como finalidad considerarla así, pues año tras año ha venido siendo conferida en ceremonias solemnes lo mismo al mérito obrerista que al empresarial, deportivo, humanitario, intelectual y de heroísmo civil a los personajes más conspicuos o sobresalientes de Nuevo León por su trayectoria o en reconocimiento a un acto extraordinario.

En la conducción de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, Aureliano Tapia Méndez ha dejado páginas incomparables por la calidad institucional que le imprimiera. Ejemplo de esto fue al cumplirse en 1982 el cuadragésimo aniversario de este organismo cultural donde coexisten con respeto entre sí, todas las corrientes ideológicas y las preferencias de personajes de nuestra Historia. Para festejar con esplendor aquellas cuatro décadas, convocó y logró efectuar con éxito el Primer Congreso Internacional de Historia. Como consecuencia de ese acontecimiento, unánimemente fue el primer presidente reelecto. Después volvería a ocupar el mallete presidencial en el Consejo Directivo durante los años 2001 a 2003.

En l983 y 2003 se publicaron la primera edición y la corregida y aumentada respectivamente de su trabajo concordante del Evangelio de Jesucristo. Figuran en su producción, obras poéticas y una decena de intenciones motivacionales, las cuales han venido siendo sin duda textos permanentes de cabecera para discernir su contenido ético y tratar de que seamos mejores física, sensible e intelectualmente. Los títulos, todos amplísimamente difundidos son entre otros, “Ventana del Alma” y “Tú puedes triunfar y ser Feliz”.

Pero habrá algo que todos los regiomontanos y nuevoleoneses, especialmente católicos, le agradecerán al Padre Tapia: haber sido gestor y escuchado por la Santa Sede, para que un Papa, Juan Pablo II, incursionara por vez primera en estas tierras norteñas el 31 de enero de 1979 recibido por más de un millón de personas en el lecho del Río Santa Catarina. El ahora Beato y encaminándose a Santo, volvió a llenar de júbilo a los regios y en general a todo el estado y el noreste y el sur de los Estados Unidos, en su segunda visita efectuada el 10 de Mayo de l990. Jorge Treviño Martínez y Sócrates Rizzo García eran Gobernador de Nuevo León y Presidente Municipal de Monterrey respectivamente. En esa nueva visita papal, Tapia Méndez tuvo también muy significativas intervenciones.

Será siempre considerado entre los biógrafos pontificios debido a que en l962 se publicó uno de sus libros universales: Juan XXIII, Pastor y Navegante.

El Padre Tapia nació con el designio de ser versátil; sus atributos los cultivó y logró en todos, desempeñarlos y servir con excelencia. Su obra de beneficio comunitario será parte de la historia de los nuevoleoneses célebres, fuertemente arraigados aquí, tras haber nacido en Jacona de Plancarte, Michoacán, un 3 de mayo de 1931, cuyo ayuntamiento lo declaró Hijo Predilecto el 14 de febrero de l983. Jamás dejó de visitar con frecuencia su entrañable tierra natal, cuyas autoridades también lo nombraron Cronista del Municipio.

Otro más entre sus muy preciados galardones fue el recibido en el Centro Financiero Banamex de la Ciudad de México el 20 de julio de l979, acreditándolo como Miembro del Consejo Mundial de la Cultura, otorgándoselo la Legión de Honor, presidida por el destacado e ilustre jurista Luis Rubio Silíceo.

Los miembros de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, hemos sido testigos de casi todas las distinciones que le fueron conferidas localmente por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Así pues, como universitario exaltado, humanamente procuraba becas para estudiantes talentosos de escasos recursos económicos en instituciones de educación superior tanto públicas como privadas. Así lo recordarán con gratitud muchísimos profesionistas.

Varios diseños escultóricos, exteriorización del artista Aureliano Tapia Méndez, estarán perennemente en plazas y rincones del panorama urbano de Monterrey. En el Obispado; en el Jardín Plaza de la Catedral de Monterrey; y por supuesto, en las afueras de la Basílica de La Purísima. Precisemos con carácter laico, tan sólo uno: En 1996, al conmemorarse la cuarta centuria de la fundación de Monterrey, el Ayuntamiento le encargó el diseño del Capitán Alberto del Canto. Realizada la escultura, ésta se encuentra colocada en el Paseo Santa Lucía, la más reciente de las obras públicas grandiosas que le dan señorío a la Sultana del Norte.

La personalidad de Aureliano Tapia Méndez no podrá ni deberá ser circunscrita a la de su faceta religiosa. Su sacerdocio no será un impedimento válido dentro del más puro concepto patriótico, para catalogarlo como un gran mexicano de resonancia internacional en los campos de las artes. Eso se consideró cuando en 2011, la Comisión de Nomenclatura para escuelas públicas gubernamentales acordó que su nombre lo lleve un plantel recientemente construido en el municipio de Salinas Victoria, donde cientos de niños pasarán junto a la efigie sonriente de un hombre magistral quien, a nadie por nuestra particular ideología nos dejó de extender su mano generosa.