Presidente de la SNHGE 1972-1973

En el devenir existencial del ser humano tiene gran importancia su labor cotidiana; hay quienes cumplen con las tareas encomendadas y viven una vida tranquila, sosegada, sin tener trascendencia en la comunidad, pero hay otros que dejan indeleble huella en su transitar terreno y merecen el reconocimiento de la sociedad, entre éstos personajes destaca sobremanera un nuevoleonés que se entregó con pasión, emoción, perseverancia, tesón y visión en todas las actividades emprendidas: don Ramón Cárdenas Coronado.

Nació en Monterrey, N.L. el nueve de septiembre de 1909, en la casa marcada con el número 21, de la calle de Arista, entre las de Tapia e Isaac Garza; hijo del matrimonio formado por los potosinos señor Gabriel Cárdenas y la señora Francisca Coronado. En la familia se le consideraba el primogénito, aunque tuvo un hermano mayor llamado Francisco que murió a temprana edad. María del Refugio, Gabriel, María del Carmen completaron la familia Cárdenas Coronado.

El padre de don Ramón laboró en la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, industria llamada por los regiomontanos “La Maestranza”, pero en 1913, los sucesos revolucionarios lo hicieron buscar nuevos horizontes para su familia, pues la Fundidora paraba continuamente sus labores, aunado a la inseguridad provocada por el ambiente bélico de la época.

Emigran hacia los Estados Unidos y el jefe de la familia encontró trabajo en una mina de carbón en un pueblo llamado Bear Grass en Texas. La estancia en dicho lugar fue breve, pues tuvieron informes que en Monterrey la situación estaba más tranquila, pero al regresar, coincidieron con las tropas carrancistas que sitiaban la capital nuevoleonesa y en los días siguientes se desató el combate, obligando a esconder a los niños debajo de las camas, finalmente, los constitucionalistas desalojaron a los huertistas en ese mes de abril de 1914.

Estos inconvenientes y la falta de víveres trajo como consecuencia la emigración de la familia de nuevo, aunque en esta ocasión se quedaron en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde permanecieron hasta 1915; luego el padre de don Ramón fue invitado otra vez a trabajar en las minas de Bear Grass y en otras localidades, prolongándose su estancia hasta 1921.

Ante la insistencia del hijo mayor, don Gabriel aceptó regresar a Monterrey y fue contratado de inmediato en La Maestranza, pues había dejado envidiables antecedentes; en tanto, los hijos procedieron a realizar sus estudios entrando don Ramón a la Escuela Oficial No. 7 denominada Escuela Zaragoza, cuyo director era el ameritado maestro Profr. Juan F. Escamilla, después ingresó a la escuela primaria mixta sostenida por la Fundidora para los hijos de sus empleados.

En sus pláticas llenas de añoranza y nostalgia por aquellos dichosos tiempos de la niñez, don Ramón recordaba con entrañable afecto a su maestro Simón Mora y a la Srita. Raquel Cantú Leal quien le dejó escrito en su cuaderno un pensamiento con estas palabras: “Ramón, los honores y los triunfos los reserva el destino a quien se ha esforzado por ser hombre de provecho. Sé pues, tú animoso y si mañana los hombres no están a la altura, no te desalientes, que la mayor gloria es haber cumplido con nuestro deber”.

Después de concluir sus estudios primarios y secundarios, junto con su hermano Gabriel, se fue a la ciudad de México donde estudió la carrera de Contador Público, al haber ganado una beca por oposición en la Escuela Superior de Comercio y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México y Gabriel estudió la carrera de Ingeniero Mecánico Electricista.

Don Ramón Cárdenas Coronado fue el primer contador público que se estableció fuera de la capital de la República, montando en 1938, su despacho en la calle de Zaragoza, cruz con Matamoros en la esquina sureste, en los altos de la ya desaparecida Botica San Luis, construcción desaparecida bajo la picota de la modernización, al ser construida la Macroplaza.

Cuatro años después, en 1942, fundó la Sociedad de Contadores de Monterrey, institución gremial primera de su tipo en el país, con el propósito de agrupar a los contadores e instarlos a la superación y el 14 de diciembre de 1948, fundó también, el Instituto de Contadores Públicos de Nuevo León con trece socios, logrando afiliarse al Instituto de Contadores Públicos de México, la agrupación de contadores con mayor antigüedad en México y al modificarse sus estatutos se constituyó en organización nacional con el nombre de Instituto Mexicano de Contadores Públicos. Don Ramón fue asiduo a las reuniones y cursos para estar actualizado en su profesión, siendo el alma y motor de ambas organizaciones.

Su presencia señera en la contaduría, le permitió asistir como delegado y conferenciante a las Conferencias Interamericanas de Contabilidad que se efectuaron en la ciudad de México, Panamá, Argentina, Colombia, Uruguay, Puerto Rico y otros países. Su calidad académica y profesionalismo fue reconocida, designándolo Contador Benemérito de las Américas, en el mes de septiembre de 1967, en Venezuela.

Tiempo después y acicateado por los requisitos de la Auditoría Fiscal de la Federación, fundó el Colegio de Contadores Públicos de Monterrey, pues la institución federal requería a los contadores públicos se colegiaran, con el propósito de poder realizar dictámenes para efectos fiscales.

Su trayectoria como maestro universitario logró el reconocimiento de propios y extraños, sus discípulos pusieron en práctica sus enseñanzas y apreciaron su saber y conducción; gracias a su actividad y tesón logró la fundación de las Facultades de Contaduría Pública y Administración y de la Facultad de Economía. Su influencia bienhechora se esparció por toda la Universidad de Nuevo León, institución a la que profesó gran cariño, viéndola crecer y consolidarse, siendo testigo y actor del proceso de su autonomía.

La Facultad de Contaduría Pública y Administración creó la medalla “C.P. Ramón Cárdenas Coronado” que se otorga como estímulo a los estudiantes destacados.

No tan sólo en el ámbito universitario y en su profesión destacó don Ramón, fue deportista y atleta en sus mocedades en las competencias atléticas de la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey; las enseñanzas en el campo del deporte no se olvidan nunca, llevándolo a escribir brillantes páginas en la historia del deporte en Nuevo León y México.

Pocas personas pueden presumir los logros de don Ramón Cárdenas Coronado en el aspecto deportivo: fue fundador de los equipos Rayados de Monterrey, siendo su primer tesorero y segundo presidente en 1945; fundador del Club de Béisbol Sultanes de Monterrey, además, fundador y presidente del club de Futbol Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Fue socio distinguido y presidente de nuestra Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, A.C., cumpliendo con una excelente gestión al promover la restauración de la Estación del Golfo, para convertirla en la Casa de la Cultura, donde la SNHGE tendría sus oficinas. Al terminar su remodelación, lamentablemente algunos consocios se opusieron al traslado de la Sociedad de Historia a la hermosa casona, alegando “que estaba muy lejos”.

Promovió también el establecimiento del Colegio de Historia en la Universidad Autónoma de Nuevo León, para la formación de historiadores profesionales, creándose en febrero de 1974, en la Facultad de Filosofía y Letras.

Recibió la máxima presea otorgada por la SNHGE, la Medalla de Acero al Mérito Histórico << Capitán Alonso de León >>, por sus diversos logros y trayectoria profesional. Asimismo, el gobierno del estado de Nuevo León le concedió la Medalla al Mérito Cívico, Presea Estado de Nuevo León, conferida a los hijos ilustres del solar nuevoleonés.

Su don de gente, bonhomía, calidez humana y solidaridad le hicieron ganar el reconocimiento de la sociedad nuevoleonesa y es definitivamente uno de los grandes personajes en la historia de nuestro Estado.

El 23 de diciembre de 1993, falleció a las nueve de la mañana en un cuarto del Hospital San José, víctima de una insuficiencia cardiaca a los 84 años de edad. Todavía activo, desempeñaba el cargo de Contralor del Estado en la administración del gobernador Lic. Sócrates Cuauhtémoc Rizzo García.

En las Capillas del Carmen, el gobernador Rizzo García expresó sus condolencias a su esposa Concepción Marroquín y a sus hijos José, Manuel Humberto, Rosa María, Yolanda Isabel y María Concepción y expresó: “Lamentamos profundamente el fallecimiento de nuestro compañero de trabajo y gran neolonés, don Ramón Cárdenas Coronado quien deja una historia de trabajo, de honestidad, un ejemplo a seguir… será muy difícil encontrar quien lo sustituya por su calidad, categoría, humanismo y responsabilidad”.